jueves, 28 de julio de 2016

No se salen los tranvías de sus carriles


E J E M P L O  D E  O B S E S I Ó N 

Se dio cuenta de que venía a lo lejos un tranvía desbocado, saliéndose y volviendo a entrar en los carriles, porque las vías están imantadas. ¡Ah, gracias a eso no se salen los trenes y los tranvías de sus carriles y no se van al abismo más veces!
 Pensó enseguida: «ese tranvía viene por mí, quiere atropellarme, no hay remedio» y se paró en medio de la vía.
   En efecto, a lo lejos el tranvía venía ardoroso, biselando los raíles, dibujando las curvas con sorprendente y ceñido contoneo, sacando en el acero brillos como los que las buenas planchadoras sacan a las tirillas almidonadas. 
  «No hay remedio —se volvió a decir—, viene por mí, me busca, me sigue disparando, logrará pasar sobre mi cadáver. 
  Y el tranvía desbocado, en la hora de la velocidad, en el delirio del último viaje, con el cartel de A CERRAR en la pechuga pasó por encima del obsesionado. 

Ramón Gómez de la Serna 

Revista Ultra, 22. 1922 (in Rosa Polipétala, ed. de Eduardo Chirinos. Centro Cultural Generación del 27. Málaga, 2015. Pág. 104)