lunes, 28 de mayo de 2012

Tranvía fantasma



TRANVÍA FANTASMA

No pasará el tranvía por aquí, recuerda que pensó. Aun a pesar de que por la mañana, en esa misma esquina de la calle Trindade, subiera en un vagón con tos ferina que le llevó a otro extremo de la ciudad desierta.
  Porque así fuera exactamente, de ese modo —vacía, desolada—, como vino a encontrarse la ciudad. 
  Aguardaba, no obstante, a que el milagro del tranvía surgiendo sucediese. Y cuando oyó, por fin, la campanilla comenzó el hundimiento. Igual que si viniera a repetirse el mismo y recordado— terremoto.
  Por suerte, no hubo tal. Era el despertador. Lisboa, ese sueño, también amanecía.

ANTONIO DEL CAMINO