sábado, 24 de febrero de 2024

El cobrador



Peter Handke 
(1942) 
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Subarriendo de una amplia habitación en Berlín-Pankow, el hombre, bebía, cobrador, bebía, panadero, bebía; la mujer iba una y otra vez a ver al patrón, ya con su segundo hijo, y le pedía una nueva oportunidad; la eterna canción.

 
[Peter Handke, Desgracia indeseada, Barral Ed., Barcelona, 1975. Traducción de Víctor León Oller. Pág. 31]

sábado, 27 de enero de 2024

Cada vez que pasaba un tranvía

Calvert Casey 

 (1924-1969)

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La circulación de vehículos en la calle atronaba la casa; recordé que cuando era pequeño oía atónito a los esposos y a sus visitantes hablarse a gritos cada vez que pasaba un tranvía, mientras muebles, visitantes y anfitriones se estremecían.

 

[Calvert Casey, Notas de un simulador, Seix Barral, Barcelona, 1969. Pág. 41]

sábado, 23 de diciembre de 2023

Tranvías con otro número



Mircea Cărtărescu 
(1956) 
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Nostalgia (III)

No se oía nada más que el ladrido de los perros en la lejanía. Esperábamos un rato largo en la parada del tranvía hasta que, después de muchos vagones para el personal o tranvías con otro número que el esperado, nuestro trasto se acordaba de pasar. (Pág. 242)


Cambiamos de tranvía en la plazoleta y entretanto compramos una caja de caramelos mentolados y otra de caramelos Vinga para mi primo. (Pág. 245)


Creo que me habría muerto de pena si no hubiera sabido que iba a volver. Aún así me puse a lloriquear en el tranvía que traqueteaba por Mihai Bravu. (Pág. 282)


Bucarest, una telaraña por cuyos hilos trepaban tranvías con campana y camiones con remolque. (Pág. 306)

Elena vio desde el tranvía 21 a su marido que, en lugar de estar en el instituto, daba vueltas alrededor del reloj eléctrico de la plaza Bucur Obor para escuchar cómo sonaba cada cuarto de hora una conocida canción. (Pág. 354) 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Te vas



Quieto te mueves.
Sin moverte, te vas.
Yendo, me quedo.

jac

sábado, 9 de diciembre de 2023

Bajo las ruedas de los tranvías



William Carlos Williams
(1883-1963) 
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En los despachos de los grandes rotativos reina una loca alegría mientras preparan las últimas extras. En la agitación, las gentes tropiezan y se empujan contra las prensas rechinantes. Parece extraño. Toda idea de tristeza nos ha abandonado. ¿Por qué habría de importarnos? Risueñamente los niños se arrojan bajo las ruedas de los tranvías; los aeroplanos se estrellan alegremente contra la tierra. Alguien ha escrito un poema.

 
William Carlos Williams, La primavera y todo, Monte Ávila Editores, Caracas, 1980. Traducción de Julieta y Guillermo Sucre. Pág. 12.

martes, 21 de noviembre de 2023

Soñaba con conducir un tranvía



DÍAS SALVAJES 
阿飞正传 
(1990) 
Guion y dirección: Wong Kar-Wai


EXTERIOR NOCHE 
Calle. Li-zhen y Tide caminan junto a las vías.

Tide 
Deberías tomar una decisión, si no puedes vivir sin él, ¿por qué no procuras quedar y se lo dices? Si no, desde este momento…

Li-zhen 
No digas este momento. Un momento puede pasar muy deprisa y a veces dura mucho. Una vez se señaló el reloj y me dijo que me recordaría por ese instante. La idea me gustó, pero ahora cada vez que miro el reloj me digo que debo olvidarle desde ese momento.
 
Sonido de campana de tranvía. Pasa uno junto a los personajes. 

Cuando era pequeña, en Macau, soñaba con conducir un tranvía. Cuando mi prima venga de Hong Kong le preguntaré cuándo podremos irnos allí.
 
Tide 
¿Tu prima es de Hong Kong? 

Li-zhen 
No, pero estudió allí. Tuvo suerte. Consiguió trabajo en una oficina nada más graduarse. Y su novio también es listo. Se casarán pronto. 

Tide 
No todo el mundo tiene suerte. No te compares con los demás. Yo no creía que era pobre hasta que me di cuenta de que no estrenaba uniforme cada curso. Mis compañeros lo tenían nuevo. En ese momento supe que era pobre.

sábado, 14 de octubre de 2023

El recorrido es una experiencia



Rodolfo Häsler 
(1958)
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EL TRANVÍA VERDE DE ALEJANDRÍA

Tomo el primer tranvía que llega a la parada 
desconociendo el recorrido que realiza, 
la intención es dejarse llevar y observar.
Entre las dos paradas siguientes
se llena de pasajeros,
el pasillo congestionado
impide ver hacia afuera.
El recorrido es una experiencia
de empujones, gritos y peleas,
pareciera que nadie cede un milímetro
de espacio conquistado.
Cuánto ardor, 
cuánta sed repentina.
Olvidé llenar el termo de té negro,
o quizá rojo karkadé
hubiera sido lo más adecuado.

Rodolfo Häsler, El tranvía verde de Alejandría. Planeta Clandestino nº 247. Logroño, 2023. (Pág. 30).

sábado, 7 de octubre de 2023

Billetes de tranvía



Mircea Cărtărescu 
(1956) 
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Nostalgia (II) 

Fuera todo era igualmente triste: el mismo aire rojo a través del cual pasaban los tranvías, como a través de una niebla. (Pág. 153) 
 


Recuerdo cómo salí al aire helado de enero, y cómo me desplomé en la nieve al intentar sujetarme a la barra del tranvía. (Pág. 157) 


Los deshechos se multiplicaban: hilos de lana de colores, fotografías rotas en pedazos, billetes de tranvía, brazos de muñecas de trapo, metros y metros, empapados, de papel higiénico.(Pág. 174) 


Por encima de nosotros se escuchaba claramente el ruido de la circulación, el traqueteo de los tranvías que luego se alejaban, los motores de los coches acelerando(Pág. 174) 


Mi madre y yo, vestidos de domingo, tomábamos el tranvía, que avanzaba a duras penas entre carros y Pobedas, haciendo sonar la campana con desesperación. Los tranvías eran de madera, con muchos marcos exteriores, con ventanillas pequeñas y un único faro frontal, sobre la reja metálica.(Pág. 225-226) 


Al mediodía el tranvía iba lleno. Campesinos alegres, con boinas, gorras y pantalones cómodos, y mujeres con faldas floridas y pañuelos a la cabeza llenaban el vagón riendo, armando jaleo, discutiendo con la cobradora. Algún graciosillo decía en tono grueso: “¡Billetes, por favor!”, y te quedabas helado aunque tuvieras billete. Por las tardes, el tranvía estaba casi vacío, la cobradora dormitaba entre las paradas con la cabeza apoyada en su mostradorcito, mamá también cabeceaba en su asiento, conmigo en brazos, mientras yo contemplaba las nubes púrpuras que ardían sobre las casas de tejados negros, en zigzag, irregulares.(Pág. 226-227) 


 Mircea Cărtărescu, Nostalgia, Impedimenta, Madrid, 2012. Traducción de Marian Ochoa de Eribe.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Las ruedas de un tranvía parten en dos la tarde



Angelina Gatell 
(1926-2017)
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EFEMÉRIDES


Mil novecientos veintiséis. Ocho de junio.

Las ruedas de un tranvía parten en dos la tarde.

Muere Gaudí

mientras yo abro los ojos

para ver su locura esculpida en el viento.


En las agujas

donde brilla la piedra sometida

al fervor de sus manos,

se enhebran día a día los enigmas

de mi ciudad. Su alma.


La música

cruzará -eso dicen-,

la extensión de la bruma, emancipada

del órgano afilado y riguroso.


De la montaña al mar será al fin libre.


Custodiada

por el verde mural que la circunda,

prosigue el sortilegio su andadura.

                                                       Añade

más misterio al misterio.

                                          Magia blanca

transformando la luz en lo imposible.


Un día mi ciudad,

la perdida, la legendaria Laie,

será el sueño de un hombre.

Mis ojos

se habrán cerrado ya. Pero habrán visto.




Angelina Gatell. Sobre mis propios pasos (Poesía Completa, vol. I). Bartleby Editores. Madrid, 2023. Págs. 516-517.

sábado, 9 de septiembre de 2023

El traqueteo de un tranvía



Mircea Cărtărescu 
(1956) 
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Nostalgia (I) 

Ningún lector habría aceptado que en su mundo pudiera vivir, apretujado en el mismo tranvía, respirando el mismo aire, un hombre cuya vida es la demostración matemática de un orden en el que ya no cree nadie o en el que cree tan solo porque es absurdo. (Pág. 17) 
 

 Por arriba se oía, de vez en cuando, el traqueteo de un tranvía. (Pág. 21) 


 “He cogido el tranvía para ir a visitar a un conocido. Por culpa del frío, las ventanillas estaban empañadas. En el asiento de delante había una mujer como de pueblo, con una zamarra marrón sucia y un pañolón verde. No me había fijado en ella hasta que ha levantado una mano burdamente enguantada y ha limpiado una parte de la ventanilla empañada. Estaba precisamente mirando a través de la mancha transparente cuando el tranvía ha entrado en el túnel y la mancha se ha vuelto negra como la brea sobre el fondo blanco del resto de la ventana. Pues bien, la mancha reproducía perfectamente el famoso perfil de Goethe.” (Pág. 44) 


 Sí, no voy a leer estas páginas en el cenáculo, porque no son literatura, son más bien una profecía terrible; las leeré en medio de la ventisca, por las calles, a la luz de los escaparates y en los tranvías, y encontraré gente que me entienda y que me siga y rastrearemos toda la ciudad. (Pág. 79) 

 Mircea Cărtărescu, Nostalgia, Impedimenta, Madrid, 2012. Traducción de Marian Ochoa de Eribe.

lunes, 7 de agosto de 2023

La catenaria empezaba a zumbar



Charles Reznikoff 
 (1894-1976) 
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BIOGRAFÍA DE LOS COMIENZOS DE UN ESCRITOR
1

Cuando tenía cuatro o cinco años 
solía sentarme de noche junto a la planta de goma 
si no podía dormir. 
La rígida cortina almidonada estaría descorrida, 
las luces de las tiendas apagadas 
y la calle, a pesar de las farolas eléctricas, 
oscura y silenciosa. 
Después de un rato, la catenaria empezaba a zumbar y canturrear 
en la oscuridad 
hasta que el tranvía pasaba a toda prisa, 
incandescente. 
Contento y satisfecho 
en la periferia de aquel prodigio, 
me reclinaba en la silla 
esperando pacientemente el siguiente vagón.

 
[Charles Reznikoff, Junto al pozo del vivir y el ver, Kriller 71, Barcelona, 2023. Pág. 149-151. Traducción de Jordi Doce]

sábado, 29 de julio de 2023

Barcelona Tram



Raymond Mason 
(1922-2010) 
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En 1963 Mason modeló con escayola un bajorrelieve de los hombros y las espaldas de un hombre a la medida natural (la misma espalda aparece años más tarde en «Los vendimiadores»). Sin estar idealizado, es físicamente heroico; no es la espalda de un esclavo porque muestra orgullo, ni la de un atleta porque parece demasiado cansada. Por su resistencia, se podría tratar de la espalda de Sísifo, desnudo de cintura hacia arriba. 
       Diez años antes, en 1953, Mason había hecho un relieve den bronce de un tranvía de Barcelona lleno de pasajeros por la mañana. Aún recuerdo la impresión que me produjo esta obra cuando la vi por primera vez. Un artista desconocidos, que sin duda se consideraba descendiente directo de Donatello y Ghiberti —menudo insolete— , había observado, modelado y fundido en bronce trabajadores —hombres y mujeres—; la sensualidad cotidiana de las calles.
 
***
 
Esta obra representa una parada de tranvía frente a la estación de tren Estación de Francia, en Barcelona. Fue el primer ejercicio de bajorrelieve de Mason y escribió que se inspiró en «el sol fuerte y las formas opulentas y escultóricas de la gente. La llegada casi ritual de los tranvías ante la grandeza solemne e iluminada por el sol de la estación era irresistible».

sábado, 22 de julio de 2023

El viejo tranvía del Palo



Rafael Pérez Estrada 
(1934-2000)
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A finales de los años cincuenta, un grupo de poetas, pintores y escritores visitábamos en su tertulia del café Duque al poeta Vicente Núñez. Allí, fraguando palabra a palabra, construíamos una meditación en torno a las cosas, su importancia y su categoría, las fronteras de la realidad y lo imaginativo que las entorna. De noche, las noches de verano tomábamos billetes del viejo tranvía del Palo y ya en las jardineras continuábamos en nuestras disquisiciones por una ruta de continua ida y vuelta a la barriada pescadora, a la plaza de la Marina y viceversa.

[«La ciudad de la memoria». Concesión del título de Hijo Predilecto a Rafael Pérez Estrada. Ayuntamiento de Málaga.Sábado, 13 de mayo de 2000]

miércoles, 12 de julio de 2023

El cableado del tranvía



Pablo Martínez Rosado 
(1978)
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El cableado del tranvía trama y designa las entradas en el diccionario de la ciudad.

Entre ellos había, según supe más tarde, un jardinero, una cartera, un oficinista, la subdirectora de medio ambiente de los equipos de recogidas de basura, el celador jefe del ayuntamiento, tres o cuatro inspectores del sistema de tranvías, una reconocida investigadora en biología —ahora encargada de la programación de conferencias del museo de la ciencia de la ciudad— y un espigado miembro del cuerpo de la policía local.

Recuerdo que me gustaron los cruces de los cables de las distintas líneas de los tranvías.

Tomaré uno de los tranvías, y cruzará la puerta de la enorme cancela de hierro. Se lamentará del óxido y del roce de los rieles al desplazarse, y caminará con decisión hacia el ala oeste del recinto. Serena sabe dónde encontrarnos, no hay nada que se lo pueda hacer olvidar.


Pablo Martínez Rosado, Savamala o la eternidad. Ed. Polibea. Madrid, 2023. (Págs.14, 24, 68, 122).


miércoles, 1 de marzo de 2023

Cogía el tranvía


LA PEOR PERSONA DEL MUNDO

Dirección: Joachim Trier

Guion: Joachim Trier y Eskil Vogt

 

EXTERIOR DÍA

Jardín del sanatorio

Aksel

(Anders Danielsen Li)

Otra vez estoy escuchando la música de mi juventud. Esa música que no se puede olvidar. Estoy desempolvando toda la música que escuchaba cuando era joven y estoy alcanzando momentos de total plenitud. Yo crecí en la prehistoria. En mi tiempo no había internet, ni móviles, y aquello que huela a vejestorio es todo lo que me interesa.

Julie

(Renate Reinsve)

¡Qué curioso!

Aksel

Es como si mi mundo hubiera desaparecido, porque lo que solía hacer a menudo era ir a las tiendas. Me encantaba ira a ver discos. Cogía el tranvía hasta el centro. Hojeaba cómics de segunda mano, y si cierro los ojos me vienen los pasillos del Video Nova. Era una época en la que la cultura se transmitía principalmente a través de la materia. Y eso era interesante porque al vivir siempre rodeado de objetos podíamos disfrutar de su tacto con las manos y empaparnos de su contenido.

Julie

¿Cómo con los libros?

Aksel

Sí, como los libros. Te juro que es lo único que tengo. Los recuerdos de una vida vulgar haciendo lo mismo. Nunca pasé de comprar cómics y libros. Y lo hacía aunque sabía que ya no me hacía sentir la misma emoción que sentía a los veinte años. Esa inercia siguió. Y lo que pasa es que ya no queda otra cosa: conocimientos y recuerdos de tonterías, de cosas que no le importan a nadie. Conocimientos y recuerdos que están descatalogados. Obsoletos.


miércoles, 22 de febrero de 2023

Saqué el billete

 

Ilse Bing. Hoja muerta y billete de tranvía en la acera. Fráncfort, 1929



Rafael Pérez Estrada
(1934-2000)
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HOMBRE: Volví al parque, ahora iba bien preparado, llevaba conmigo de reclamo una bombilla grande, la desempolvé, todas las bombillas tienen polvo, ¿no lo sabía? De nuevo junto a los sauces, en la solana, hice un empalme y conseguí que la luz fuera, metí la bombilla en un saco, me aparté tras del árbol y el sol entró despacio, muy despacio. La bombilla cantaba bien y el sol buscaba el calor tibio en ella. Cuando solo había un bulto de luz, corrí con el saco, tomé un tranvía al paso, saqué el billete, un billete rosa y no capicúa, al parar cerca del sanatorio bajé a empujones, traía conmigo el saco, estaba feliz, ni siquiera me acordaba de cantar. El sol era mío. Abrí el saco en la recepción y debí de equivocarme, un gato negro saltó huyendo, intenté atraparlo y mire (enseña las manos arañadas).

ENFERMERA: (Toma gasa y mecánicamente empieza a curar la mano) ¿Se fijó en el gato?

HOMBRE: Sí.

ENFERMERA: ¿Le brillaban ojos?

HOMBRE: Se me clavaron desde un rincón antes de desaparecer.

ENFERMERA: Muy sencillo, el gato se comió el sol.



 
[Rafael Pérez Estrada, Edipo aceptado, los sueños, Universidad de Granada, 1972]

lunes, 30 de enero de 2023

En la parada del tranvía



Alberto Tesán 
(1971) 
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Las niñas mezclan bebidas de colores en la parada del tranvía. Has visto cómo les tiemblan las manos. Regresas a casa pensando en ello, buscando algún símbolo. Cuando abres la puerta, lo acabas comprendiendo. Su prisa por crecer. Y tus ganas.

[Alberto Tesán, Gente que bebe, Milenio, Lérida, 2022. Página 101]

sábado, 10 de diciembre de 2022

Subimos al tranvía


Dionisia García
(1929)
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Dionisia García, Clamor en la memoria, Ed. Renacimiento, Sevilla, 2022

viernes, 18 de noviembre de 2022

Un conductor de tranvías



Finalmente, Frédéric vendería periódicos, volvería cinco años más al ejército y alcanzaría el rango de sargento, trabajaría en una granja y luego se convertiría en un conductor de tranvías, se casaría, tendría hijos y moriría en la sesentena; una vida como millones de otras.

Seguramente se refería a su hijo mayor, Frédéric, que era el niño más atrasado de la clase y que, de adulto, sería conductor de tranvías, un miserable intrigante que incluso amenazó con chantajear a su propio hermano. 

Edmund White, Rimbaud, Lumen, Barcelona, 2010. Traducción de Nicole d’Amonville Alegría. (Págs. 23 y 25)

viernes, 23 de septiembre de 2022

El ruido del tranvía asciende



Jean-Christophe Bailly 
(1949)
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Pero no he llegado, no he vuelto, regreso y estoy allí: siempre estoy allí. Hay una terraza, las contraventanas están entreabiertas, el ruido del tranvía asciende, por encima de lejanos cláxones, una electricidad del aire convierte el relieve en conductor, el relieve de las cosas en su sitio en el desenrollar del espacio suavizado por la noche que se acerca.
 
[Jean-Christophe Bailly, Descripción de Olonne, Ed. Días contados, Barcelona, 2019. Traducción de Pablo Moíño. Pág. 41]

viernes, 2 de septiembre de 2022

El tranvía nocturno

 

 

Patrick Modiano 

(1945)

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Iba por la via Flaminia para volver a su casa. Nadie. No tenía ni idea de qué hora era. Si todavía circulase, le habría gustado coger el tranvía nocturno.

 

[Patrick Modiano, Tinta simpática, Anagrama, Barcelona, 2022. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Pág. 120]

miércoles, 17 de agosto de 2022

O yendo de un lado a otro en tranvía



César Martín Ortiz 
(1958-2010)
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El joven periodista vestía un traje de algodón crudo de tres piezas, algo arrugado ya, camisa a rayas azules y blancas con puños y cuello postizos, botines blancos. Había dejado el canotier en la percha de árbol de la entrada. Timothy se pasaba el día en la calle o yendo de un lado a otro en tranvía, y por la noche su traje solía tener un aspecto desastroso. Laura se lo planchaba todas las mañanas antes de salir para el trabajo, pero Timothy era uno de esos jóvenes de piernas largas que andan con movimientos sueltos y deportivos y que parecen incapaces de caminar con distinción y sin arrugar la ropa.


Criseida caminaba por una de las calles del centro de la ciudad, no de las más importantes: una calle recta con edificios de ladrillo o de piedra ennegrecida, unos bonitos y otros feos; por cuya calzada circulaban veloces coches y tranvías [...]. Entonces dejó de percibir los ruidos de la calle y pensó que se había quedado sorda y abrió los ojos de nuevo para comprobar cómo los coches y los tranvías continuaban circulando y cómo las personas tosían o hablaban al pasar a su lado [...]. Criseida le ordenó mover los pies. en la acera de la ciudad, una mujer se llevó las manos a la cabeza y gritó horrorizada cuando vio a aquella chica negra, bella y esbelta como una modelo, caminar con pasos maquinales de sonámbula hasta salir de la acera y colocarse en la trayectoria del tranvía.


En la estación de la ciudad alemana compraba un diario, tomaba un tranvía que le llevaba a los últimos arrabales y a partir de allí continuaba a pie.


Se le había hecho raro estar de vuelta en Dresden a primera hora de la tarde nachmittags, con quién hablaré ahora en alemán comiendo una pastilla de regaliz mentolado de las de Eva en el tranvía. 
 
 
[César Martín Ortiz, Necroesfera, Baile del Sol, Tenerife, 2018. Pág. 50, 167, 168, 170, 248, 277]

lunes, 1 de agosto de 2022

Los ruinosos tranvías



SAINT-JOHN PERSE
(1887-1975)
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POEMA A LA EXTRANJERA

I

Ni los arenales ni las rastrojeras hechizarán el paso de los siglos futuros, donde estuvo la calle pavimentada para vosotros por una piedra sin memoria —¡oh, piedra inexorable y más verde

         que la sangre verde de las Castillas de vuestra sien de Extranjera!

 

Una eternidad de hermoso tiempo esa en las membranas cerradas del silencio, y la casa de madera que navega, por el hondo abismo, sobre sus anclas, madura un fruto de lámparas de mediodía

         para más tibias incubaciones de nuevos sufrimientos.

 

Pero los ruinosos tranvías que se perdieron una noche al doblar una calle, se alejaron sobre raíles hacia el país de los Atlantes, por las calzadas y por las rampas,

         por las glorietas de los Observatorios invadidos de sargazos.

         por los cuarteles de las aguas corrientes y los zoos frecuentados por gente de circo, por los barrios de negros y asiáticos que emigraron de alevines, y por los bellos solsticios verdes de las plazas redondas como atolones

         (allí donde una noche acampó la caballería de los Federales, ¡oh mil cabezas de hipocampos!)

         cantando el ayer, cantando el siempre, cantaban el mal en su nacimiento, y, sobre dos notas del Pájaro-gato, el Verano poblado de nuevas Capitales infectadas de langosta… Y ahora, he ahí, a vuestra puerta, abandonados por la Extranjera,

         esos dos raíles, esos dos raíles —¿de dónde vinieron?— que aún no han dicho su última palabra. 

 
[Pájaros y otros poemas. Visor, Madrid, 1976. Versión de Manuel Álvarez Ortega. Págs. 53-54]

sábado, 27 de noviembre de 2021

El trolley violinista


Jorge Luis Borges 
(1899-1986) 
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VLTRA número 6. 30 de marzo de 1921

sábado, 25 de septiembre de 2021

Como han de ser


Josep Pla
(1897-1981) 
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Los mallorquines, que son gente generalmente reposada, tienen a veces, verdaderos ataques de brusquedad. Entonces se atropellan y parece que quieren hacer pasar un enorme galimatías verbal por el ojo de un alfiler. La gente viste bien, con una apagada discreción, lo que realza, por contraste, los deslumbrantes casos de horterismo que se dan en Palma. Los tranvías son cómodos, limpios y sobre todo lentos, que es como han de ser. Los cafés tienen una entrada fácil y universal.


Por la tarde voy al Molinar en tranvía. Los viejos grandes molinos tienen una decrepitud melancólica. Me paseo a orillas del mar. Con una caña escribo palabras sobre la arena blanca y húmeda. Pasa la tarde lentamente. Palma se dibuja sobre una puesta de sol discreta, desvaída, sin escenografía. 

Un pequeño tranvía une Sóller al mar. El puerto de Sóller es una concha cerrada, una almeja. Debajo de unos pinos seculares, dos pequeñas calles se alinean. Casas de pescadores, cuartel de carabineros. ¡Ay, quién fuera carabinero del puerto de Sóller! 

 [Josep Pla, «Mi primer viaje a Mallorca»,  Las ciudades del mar, Ed. Argos, Barcelona, 1942. Páginas 16, 18 y 36]

sábado, 14 de agosto de 2021

En un tranvía miré


Jesús López Pacheco 
(1930-1997)
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POR NOSOTROS Y EL AMOR /

En un tranvía miré
tus ojos color de nada. 
¡Ay, qué palacio con ruedas 
y trole el que nos llevaba!
 
 
Jesús López Pacheco, Canciones del amor prohibido, Col. Colliure, Literaturasa, Madrid, 1961

sábado, 17 de julio de 2021

Correr detrás del tranvía


Georges Bataille 
 (1897-1962)
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Ayer, unos chicos corrieron detrás el uno del tranvía y el otro del coche. ¿Qué son las cosas en el cerebro del niño? Iguales que en el mío. La diferencia fundamental es la decisión, que se apoya en mí (yo no puedo apoyarme en otros). Heme aquí, yo: despertándome al salir de la larga infancia humana en la que, respecto a todas las cosas, los hombres se apoyaron inacabablemente los unos en los otros. Pero esta aurora del saber, de la plana posesión de sí, no es en el fondo más que la noche, la impotencia.

 
Georges Bataille, Sobre Nietzche. Voluntad de suerte. Taurus, Madrid, 1972. Pág. 144. Traducción de Fernando Savater